En los últimos años, el envejecimiento facial ha sido un tema que ha cobrado especial relevancia en la población, tanto en hombres como en mujeres y que se acentúa a partir de los 30-35 años.
Pero, ¿qué es lo que va ocurriendo con nuestro rostro con el paso del tiempo? ¿Va más allá del simple descolgamiento de la piel?, ¿Cuáles son los cambios internos que ocurren para que notemos los de la superficie?
Son múltiples las preguntas que nos surgen y las respuestas requieren de un análisis y entendimiento global de los cambios que van ocurriendo en la cara, para así contar con toda la información necesaria que nos permita elegir el tratamiento adecuado. Vamos a ello.
¿Qué es el envejecimiento facial?
La primera reflexión que me gustaría compartirles es que el envejecimiento facial es un proceso natural, ocasionado por el paso del tiempo.
Es imposible detener el paso del tiempo que provoca el deterioro de las estructuras faciales, pero lo que sí es posible es prevenir, retrasar o revertir esos cambios indeseados que provoca la llegada de un nuevo año.
¿Qué causa el envecimiento facial?
Si bien, la composición genética de cada uno es decisiva, este proceso está determinado por diversos factores que van más allá.
También inciden otros condicionantes como la exposición al sol, el consumo de tabaco, la contaminación e incluso la gravedad.
¿Cómo se produce el envejecimiento facial?
Cuando hablamos de «envejecimiento facial», vamos más allá de «envejecimiento de la piel». Y es que no solo envejece la piel que recubre la cara; bajo ella hay múltiples estructuras encargadas de darle forma y sostén, las cuales se ven también afectadas, pese a que no logremos darnos cuenta de ello frente al espejo.
Las 5 capas del rostro
Para tener una mejor comprensión, resumiré brevemente las diferentes capas que tiene el rostro, desde lo más profundo hasta lo más externo:
1 – Hueso del cráneo y la cara
Con el paso del tiempo, estas estructuras van disminuyendo de tamaño y perdiendo proyección de manera progresiva en puntos estratégicos.
Esto hace que se vayan observando ciertos cambios como el descenso en la posición de las cejas, el aplanamiento de la zona de los pómulos, el ensanchamiento de la nariz y la caída de su punta y la marcación pronunciada de las ojeras.
2 – Grasa facial profunda
Por encima del hueso encontramos la grasa facial profunda, constituida por unos “saquitos” de grasa apoyados sobre el hueso, que contribuyen a dar proyección y suspensión al resto de estructuras más superficiales.
A medida que envejecemos, esta grasa empieza a disminuir de tamaño y ello provoca que las estructuras más superficiales progresivamente vayan perdiendo soporte, descendiendo y dando el aspecto de “cara caída”.
3 – Plano muscular
En tercer lugar, encontramos el plano muscular encargado de la gesticulación del rostro.
Esta zona por un lado sufre cambios de “hipertrofia” o crecimiento de volumen, haciéndose algunos de los músculos más fuertes, como en el caso de los que elevan las cejas, que fruncen el ceño, que cierran con fuerza los párpados o los que dan movimiento al mentón y los labios, contribuyendo a la aparición y reforzamiento de las arrugas en esas zonas.
Por otro lado, otros de los músculos se debilitan, perdiendo fuerza y dando la apariencia visual de cara muy delgada y envejecida.
4 – Plano graso superficial
Por encima del musculo está el plano graso superficial que se modifica durante el envejecimiento presentando el siguiente patrón: los dos tercios superiores, que corresponden a la región periorbitaria, frontal y temporal, sufren un proceso de atrofia y el tercio inferior de hipertrofia, que sumado a la pérdida de soporte de las estructuras profundas, dan lugar a la formación de los pliegues nasolabiales y líneas de marioneta.
5 – La piel
La última capa, corresponde a la piel, cuyos cambios se expresan en la disminución de la producción de colágeno y elastina, con la consiguiente pérdida de elasticidad y flexibilidad; la aparición de manchas y arrugas; el adelgazamiento; la pérdida de vitalidad; y el aumento de la resequedad, entre otros.
Al mismo tiempo la piel es víctima de la gravedad y de una serie de factores externos que favorecen la oxidación celular (radiación solar, contaminación, luz azul de los aparatos electrónicos, tabaco).
Con frecuencia la evaluación del envejecimiento facial se limita a valorar y explorar la apariencia de la piel, que como ha quedado en evidencia, es sólo una de las partes que componen nuestro rostro. Como a fin de cuentas, cuando nos vemos en el espejo notamos los cambios en ella, y no vemos lo que realmente sucede por debajo y nos puede estar afectando, le damos una importancia que distorsiona la realidad.
Por ello es fundamental dejarse ayudar por especialistas en el cuidado global del rostro.
Tratamientos para el envejecimiento facial
¿Cómo puedo ayudarte a combatir y reparar los efectos del envejecimiento facial? Fundamentalmente a través de tratamientos preventivos y de rejuvenecimiento facial.
Lo que busco es entender y corregir adecuadamente la anatomía y los cambios que ocurren en las estructuras implicadas en el envejecimiento de cada persona.
Se trata de reponer y reposicionar estructuras faciales deficitarias, ya sea porque hayan ido modificando su forma, volumen y posición o porque morfológicamente las proporciones faciales y el equilibrio del rostro puedan mejorarse.
No existe una fórmula universal ideal de belleza facial. Cada rostro es diferente y es parte de nuestra esencia, pero hay cosas que se pueden mejorar, incluso con cambios muy sutiles, lo que hará que te veas mejor y por ende te sientas mucho más segura contigo misma.
El tratamiento es personalizado dependiendo de las características de cada persona, ya que implica la evaluación de las proporciones estéticas, la expresión facial individual, el proceso de envejecimiento personal y la expectativa que cada quien tenga.
La reposición de volúmenes de hueso y grasa perdidos, se realiza con Relleno de Ácido Hialurónico en puntos específicos según el estado de cada persona. El resultado que se busca obtener es retroceder levemente el tiempo llevando tu cara de ahora a tu cara de hace unos años, combinado con otros tratamientos con Toxina Botulínica (conocida como botox) para suavizar los gestos de tu rostro y tratamientos con inductores de colágeno para mejorar la piel.